El 16 de septiembre de 1955, fracciones de las Fuerzas Armadas lanzaron una serie de ataques en distintos puntos del país con el objetivo de derrocar al gobierno constitucional del presidente Juan Domingo Perón.
El bando golpista se conformó inicialmente con unas pocas unidades del Ejército y la Fuerza Aérea y prácticamente la totalidad de la Marina de Guerra. La operación contó con el apoyo de los partidos políticos mayoritarios de la oposición y de la Iglesia, cobijando numerosos «comandos civiles» que actuaron junto a los militares rebeldes.
El golpe de Estado de 1955 produjo más de ciento cincuenta víctimas mortales en todo el país. El 16 de junio, más de trescientos civiles habían muerto en el Bombardeo a Plaza de Mayo, 1955 en la ciudad de Buenos Aires, en lo que constituyó un antecedente al golpe de Estado de septiembre. Algunos de los jóvenes oficiales que formaron parte de este serían después partícipes de la dictadura cívico-militar (1976-1983).